Las contracciones es una palabra que escuchamos mucho y que está directamente relacionada con el embarazo; pero es inevitable asociarla justo al momento antes de dar a luz.
Sin embargo, las contracciones pueden presentarse y manifestarse a lo largo del embarazo, concretamente en el segundo trimestre de gestación.
Las contracciones esporádicas suelen manifestarse entre la semana 12 y la semana 26. Se colocan en la parte baja del abdomen o alrededor del ombligo, ya que alrededor de la semana 25 o 26, el útero asciende hasta colocarse en la línea transversal del abdomen, a la altura del ombligo.
Si las contracciones son ocasionales, entran dentro de la actividad uterina normal y no deben considerarse patológicas. En ocasiones pueden estar relacionadas con los movimientos del feto, que empiezan a notarse desde la semana 20 0 22 y cuyo reflejo puede estimular la actividad contráctil. Se trata de contracciones nada dolorosas, que la futura mamá percibe incluso favorablemente dado que indican la presencia del bebé y el comienzo de su actividad.
Cuando las contracciones están acompañadas de dolor y se notan a intervalos muy regulares, sí hay que tener mucho cuidado. Si es así, es aconsejable acudir a su ginecólogo cuanto antes ya que podrían significar una señal de alarma.