La lactancia materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. No sólo por su composición, sino también por el vínculo afectivo que se establece entre la madre y su bebé durante el acto de amamantar. La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante sus primeros meses de vida, con el añadido de estar pasando a tu hijo parte de tus defensas lo que lo protegerá contra posibles enfermedades.
Alimentar al bebé con leche materna no sólo es buena para el bebé, sino también para la madre. Está comprobado que las mujeres que amamantan a sus hijos pierden el peso más rápidamente, ya que mucha energía procedente de las grasas que se ha ido adquiriendo durante el embarazo.
Añadiendo aún más ventajas, podríamos decir que la leche materna es un alimento ecológico. No se fabrica, no se envasa ni se transporta, evitando así el gasto de energía y la contaminación del medio ambiente. Para la familia es un gran ahorro. La leche materna no constituye un gasto económico y sobre todo, es la mejor forma de alimentación para el bebé.
Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de la vida del niño y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más.
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