Leche de fórmula vs Leche materna

Investigadores de ‘Dartmouth College’, en Hanover, Nuevo Hampshire, Estados Unidos, han encontrado que los bebés alimentados con leche de fórmula presentan niveles de arsénico más altos que los bebés alimentados con leche materna, y que la propia leche materna contenía concentraciones muy bajas de arsénico.

Los investigadores, cuyo trabajo se publica en la edición digital de este lunes de ‘Environmental Health Perspectives’, midieron el arsénico en el agua corriente en casa, la orina de 72 infantes de 6 semanas de edad y la leche materna de nueve mujeres en Nueva Hampshire.

El arsénico en la orina fue 7,5 veces inferior en los bebés amamantados que los que se alimentaron con leche de fórmula. Las mayores concentraciones de arsénico del agua del grifo superaron con creces las concentraciones de arsénico en las fórmulas en polvo, pero en el caso de la mayoría de los participantes del estudio, tanto el polvo como el agua contribuyeron a la exposición.

«Los resultados de este estudio ponen de manifiesto que la lactancia materna puede reducir la exposición al arsénico, incluso a los niveles relativamente bajos de arsénico normalmente experimentados en Estados Unidos», dice la autora principal del estudio, la profesora Kathryn Cottingham. «Éste es un importante beneficio de la lactancia materna para la salud pública», subraya.

El arsénico se encuentra naturalmente en la roca madre y es un contaminante global común en el agua de pozo que causa cáncer y otras enfermedades, además de que la exposición infantil se ha asociado con un aumento de la mortalidad fetal, disminución del peso al nacer y disminución de la función cognitiva.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos ha establecido un nivel máximo de contaminación con este elemento para el agua potable pública, pero el agua de los pozos privados no está sujeta a la regulación y es la fuente principal de agua en muchas zonas rurales de Estados Unidos.

«Aconsejamos a las familias con pozos privados que hagan pruebas del agua del grifo para el arsénico», aconseja otra autora del trabajo, Margaret Karagas, científica del Centro de Investigación para la Prevención de Enfermedades y la Salud Ambiental en la Infancia de Dartmouth.

«Prevemos que la exposición al arsénico en toda la población aumentará en la segunda parte del primer año de vida a medida que aumente la prevalencia de alimentación con leche de fórmula», añade la coautora de esta investigación Courtney Carignan.

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