La lactancia materna mejora sus funciones cognitivas

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y a partir de entonces su refuerzo con alimentos complementarios al menos hasta el primer año.

 

Investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) afirman que continuar dando leche materna a los hijos hasta los 12 meses de edad ayuda a mejorar las funciones cognitivas de los niños a largo plazo, incluso hasta los cuatro años de edad. El estudio se apoya en los datos de la cohorte de nacimiento de la ciudad de Sabadell (Barcelona) del proyecto INMA.

La muestra estuvo compuesta por 657 embarazadas que asistieron a su centro de salud a realizarse una ecografía en el primer trimestre de embarazo, entre 2004 y 2006, y luego siguió evaluando a los niños hasta los cuatro años de edad para realizar las pruebas neuropsicológicas.

Los científicos del CREAL consideran que hay ciertos inconvenientes para entender los factores que influyen para que la leche materna resulte tan favorable para el desarrollo de los bebés, sin embargo, afirman que la inteligencia de la madre, su clase social, o los ácidos grasos presentes en el calostro (la primera leche que segrega el pecho) no están relacionados con estos beneficios.

También nos aclaran que durante la primera etapa de vida cualquier factor que afecte al desarrollo del cerebro, tanto positivo como negativo, puede tener efectos permanentes sobre la función cerebral, y aquí se incluye el impacto causado por los diferentes factores ambientales, biológicos, físicos, psicológicos y sociales, a los que esta expuesto el bebé,  junto a la intervención de los genes y sus mecanismos de expresión. Así, el desarrollo neurológico del bebé, también se vería influido por el tipo de alimentación, ya que la leche materna aporta toda la energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año. Además, fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas.


 

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