¿Es aconsejable dormir con recién nacidos? ¿Beneficia al bebé? ¿Y a la madre? ¿Supone algún riesgo? Son cuestiones comunes entre los padres, sin embargo, aún está muy discutido este tema, habiendo discrepancias entre el colectivo sanitario.
Hay los que están a favor, que argumentan que dormir con tu bebé ayuda a que se establezca un vínculo emocional fuerte entre padres e hijos, y en consecuencia, que estos establezcan relaciones seguras y empáticas en la edad adulta. Otra razón que explica esta práctica es que de esta forma la madre tiene más facilidades para dar el pecho al niño y la lactancia se prolonga durante más tiempo.
Frente a ellos, se posicionan los detractores de esta práctica, también provistos con razones de peso para que se evite: dicen que puede aumentar el riesgo de muerte súbita o asfixia, crear problemas de sueño en edades posteriores, dificultar la independencia de los niños y ser un obstáculo en la relación personal de la pareja.
En definitiva, es una decisión que deben tomar los padres, habiendo recibido una completa información para evitar situaciones de riesgo. Si usted opta por compartir la cama con su bebé, debe tener siempre en cuenta una serie de pautas para garantizar la seguridad de su bebé.
– Evitar conductas que puedan conllevar riesgos como el consumo de tabaco, alcohol, drogas o medicación sedante.
– El colchón debe ser liso y nunca demasiado blando. Evitar los colchones de agua y dormir en el sofá con el bebé.
– El bebé no debe dormir con otras personas que no sean los padres.
– No comparta la cama con su hijo en caso de sufrir alguna enfermedad o sentir un intenso cansancio que afecte a su capacidad para cuidarle.
– Los dos padres deben saber siempre que el pequeño está en la cama.
– Nunca deje que una mascota duerma en la cama con el bebé.
– Posición durante la lactancia: De forma natural las madres que amamantan a sus hijos se colocan cara a cara a su bebé y protegiéndolo con su cuerpo de posibles caídas.
Otros factores que aumentan el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante:
-Ausencia de lactancia materna exclusiva.
-Posición del bebé boca abajo durante el sueño.
-Arropamiento excesivo del bebé.
-Uso de almohadas, cojines o edredones.
-Habitación con una temperatura excesivamente alta.