Todos los cuidados son pocos para nuestros pequeñines. Desde que son bebés velamos por ellos y queremos que nunca les suceda nada malo. Por eso, las mamis se «estrujan» la cabeza encontrando siempre el camino con el que nunca hacer daño o sufrir a sus pequeños.
Sin embargo, no está en las manos de los padres que los niños se caigan y se hagan heridas. En las guarderías o los colegios, los niños corren, juegan, utilizan tijeras para recortar, etc y todo eso suponen peligros inevitables y no excesivamente problemáticos para el pequeño.
Cuando nuestro pequeño viene a casa con una herida, esta siempre va acompañada, si no es de mucha gravedad, con una tirita para protegerla de infecciones. Pero, cada día o cada dos días se recomienda cambiar esa tirita para que la herida respire, se oxigene y para evitar infecciones con tiritas manchadas por lo que la herida puede supurar.
Muchos niños, este momento de retirar la tirita, es realmente un sacrifico para ellos ya que a muchos les duele, porque la tirita ha quedado pegada a la herida, porque el adhesivo es muy fuerte y hay que estirar un poquito la piel y eso repercute en la herida.
Pues, para evitar pasar ese mal rato tanto a los peques, como a los papis que ven lo mal que lo pasan, os damos un truco y también curiosidad: cuando vayáis a quitar la tirita al pequeño, cogéis el secador y le dais calor, a una distancia de unos 20 cm a la tirita; con el calor, el adhesivo se derrite y comprobaréis como la tirita sale prácticamente sola sin necesidad de pasar un mal rato.
Veréis como a partir de ese momento, vuestro pequeño perderá el miedo a quitarse na tirita en el futuro.