Esta es una pregunta que muchas madres se hacen cuando observan que sus hijos, por alguna caída en la mayoría de los casos, se han roto un diente. Si es cierto, que en ocasiones pueden romperse por otros motivos de salud o externos al pequeño, por eso, aunque no hay que alarmarse, lo mejor es hacer una visita al dentista para descartar problemas mayores en la boquita del bebé o bebés.
En ocasiones, si el borde roto ha quedado afilado, el odontólogo optará por suavizarlo o rellenarlo con un empaste. Si el diente se ha movido de su sitio, tiene una manchita rosa o le duele pasados unos días, puede que la fractura haya alcanzado el nervio. En ese caso, el dentista decidirá si conviene extraer el diente al completo o tratar el nervio solamente.
Por eso, desde pequeños debemos inculcar a nuestros hijos la importancia de la boca y los dientes e inculcarles una higiene dental plena. Desde que salen los primeros dientes debemos realizar esa limpieza. Para la limpieza de los primeros dientes de los pequeños podemos hacerlo con una gasa o un bastoncito de algodón humedecidos con agua para quitar los restos de comida de las encías ydientes del pequeño.
Aunque no debe ser una higiene exhaustiva, ya que el esmalte de las piezas que caban de salir es todavía muy blando, si debemos comenzar a tomar conciencia de la higiene bucal del pequeño y no olvidar que la abundante producción de saliva constituye, en este momento, la mejor protección.