Algo que debemos tener muy presente a la hora de afrontar el verano con los más pequeños de la casa es la importancia del consumo del agua, es decir, la HIDRATACIÓN. Es muy importante que nuestros hijos estén bien hidratados para que ni ellos ni nosotros tengamos que ser testigos de algún susto inesperado.
El calor hace que la temperatura corpotal aumente y esta se regula a través del sudor. Cuando los niños sudan eliminan agua por los poros y es necesario reponer al instante esa cantidad de agua y evitar a sí la deshidratación.
Los niños son más propensos a la pérdida de agua porque tienen más en su cuerpo y su equilibrio es muy dévil.
Por eso, debéis tener siempre a mano mucha agua para cuando hagáis excursiones este verano, sobre todo, en las horas puntas cuando más pega el sol.