Menospreciado y adorado de igual manera, el chupete es un artefacto pequeño muy conocido y que sirve de mucha utilidad para los padres.
La justificación de su uso viene dada por la necesidad biológica e instintiva de succionar que poseen todos los bebés. Se trata de un reflejo de supervivencia que se desarrolla desde el vientre materno, manifestándose en la succión de sus dedos, pulgares, puños, y luego cuando nacen, de los pezones de su madre, biberones y chupetes.
Hoy en día, la conveniencia sobre su utilización se encuentra muy discutida.
Entre los beneficios que se le otorgan al uso del chupete encontramos que disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante, cuando se utiliza mientras el bebé duerme, sirve como calmante, mitiga el dolor de la dentición, ayuda a conciliar el sueño y al poder esterilizarse, tiene menos bacterias que el dedo que se lleva a la boca el bebé.
Pero no todo son beneficios, algunos expertos sostienen que el chupete interfiere con la lactancia materna, disminuyendo su duración. También se le ha asociado a malformaciones dentales, sin embargo, recientes investigaciones han comprobado que estos efectos son pasajeros si el chupete desaparece antes de los tres años. Pueden ser peligrosos si no se usan bien: nada de chupetes artesanales, ni de embadurnarlos con azúcar o colgárselos con una cadena al cuello. Son prácticas peligrosas que pueden derivar en accidentes muy serios. Además el chupete puede generar dependencia, tanto para los padres, como para el bebé, ya que suelen darlo como una excesiva recompensan, generando una respuesta sistemática en el niño e impidiendo que desarrolle otras conductas alternativas.
Cómo usarlo correctamente
– Previamente, esterilízalo en agua hirviendo cinco minutos para su primer uso.
– Conservar el chupete lo más limpio posible: lávalo con agua y jabón después de cada uso. Totalmente prohibido metérselo en la boca para limpiarlo y después ofrecérselo al bebé.
– Nunca embadurnéis el chupete con azúcar o miel, ya que podéis provocarle caries aun antes de la erupción de los dientes (las llamadas caries del biberón).
– Cambia de chupete antes de que se estropee, más o menos cada dos meses. Si el chupete está rajado, tíralo.
– Algunos medicamentos (analgésicos, antibióticos o vitaminas) pueden estropearlos.