Clara acaba de dar a luz a su tercer hijo, pero de una manera diferente. En su primer parto pedía a gritos la epidural. Tras sufrir esa experiencia, le dio por investigar sobre otras posibilidades de parir, y acabó descubriendo el parto en el agua.
Con su segundo hijo, ya usó el agua como analgésico. Quería que naciera en su bañera pero no pudo porque era muy pequeña. Ha tenido que ser con su último hijo Javier, con el que ha conseguido su sueño de hacer nacer bajo el agua a uno de sus bebés. Ha sido en el Hospital de Torrejón (Madrid), que tiene bañeras especiales desde Noviembre de 2011.
Es una posibilidad que ofrece el centro a todas aquellas madres que deseen tener un parto de baja intervención por parte de los médicos.
Aparte de aliviar las molestias de las contracciones mientras se está dilatando, es una experiencia que te hace sentir una persona muy fuerte y capaz para el resto de tu vida. Sientes que después de eso puedes con todo.
Por lo visto estas ventajas son también para el bebé. El tránsito de adaptación a la nueva vida del feto es mejor para el, ya que pasa de un medio líquido al acuoso de la bañera.
Hay más técnicas para atenuar las molestias del parto, como son las de relajación y respiración, el uso de utensilios anti-estrés o masajes. Para que un parto vaya bien sin ayuda externa, es necesario que esa madre haya recibido apoyo sin intervención.
En 2010 el Ministerio de Sanidad consolidó la Estrategia de Atención al Parto Normal, y distribuyó una guía clínica para extender e impulsar estos partos menos intervencionistas. Está dirigido a profesionales y a familias con apuntes de la OMS, y pretenden que las practicas médicas como la epidural o la epsiotomía sólo se usen en casos de necesidad.