Lo primero, y más importante, a tener en cuenta es que hay que dejar a los niños que se familiaricen con la comida. Debéis permitir a vuestros bebés que cojan la comida con la mano, que se manchen y que lo pongan todo perdido. Está demostrado que a los niños a los que se les deja tocar la comida con la mano aprenden a comer y comen mejor sólos en menor tiempo porque consideran la comida como un momento bueno del día y no como una obligación.
Al año, los niños comienzan a ser ya personas autónomas y se convierten en meros imitadores de movimientos y situaciones: quieren comer solos, peinarse solos, quieren ya una autonomía y dejar de ser parte de su madre, que es lo que pensaban hasta ese momento.
Notaréis que vuestro hijo ya está preparado para utilizar la cuchara cuando veáis que os la intentan quitar, que imita vuestros gestos cuando coméis e incluso juega a dar de comer a los muñecos. Esto suele pasar entre los 10 y los 14 meses.
Este es el momento en que deberéis comprarle a vuestro bebé una cuchara, las llamadas cucharas de «niños mayores». El mango debe ser recto, no torcido para llegar mejor a su «destino comida»; que sea pequeña para que le quepa en la boca; planita para que no coja demasiada comida; de plástico, que es un material más agradable al tacto y con decoración infantil: muñecos, colores, figuras atractivas… para que la quiera coger y la quiera utilizar.