Los bebés que tienen dos o más idiomas en casa están de suerte. Está científicamente comprobado que el aprendizaje en un entorno bilingüe real desde edades tempranas hace que los pequeños tengan muchísimas más facilidades en su vida futura, ya que el aprendizaje de los idiomas se hace de forma natural.
La Universidad de Sussex realizó un estudio en el que se recogían las mejoras en las habilidades sociales que supone el hablar con los hijos. Esta enseñanza desde pequeños es la mejor forma en que los niños conseguirán aprender un segundo idioma de forma totalmente natural. Por ejemplo se demostró que no es necesario acceder a traductores para aprender un segundo idioma, el hecho de leer al niño todos los días los cuentos en inglés demostró la consiguiente ventaja que lleva asociar el segundo idioma a esta situación. Hablar una segunda lengua y que esta también sea la “materna” permite el desarrollo de sus capacidades cognitivas, con lo que estarán mejor capacitados para interactuar y comunicarse de forma racional.