Hay tantas cosas de las que preocuparse cuando estás embarazada… las dietas, los análisis de sangre, los preparativos para la llegada de tu bebé… y con tantas cosas en las que preocuparse es fácil cometer algún descuido.
No te olvides de cuidar tu piel. La piel se vuelve más sensible durante el embarazo y requiere atención especial. Para cuidarla, es fundamental que lleves una dieta equilibrada que te aporte todos los nutrientes que tu cuerpo necesite en este delicado momento. Es necesario hidratarse también por dentro con dos litros de agua diarios y consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitamina C presente en el kiwi, brócoli, tomate, piña, naranja y limón.
A parte de esta, hay tres reglas básicas que debes cumplir a diario:
- Hidratarte con cremas la piel de todo el cuerpo
- Utilizar un protector solar facial alto.
- A partir del tercer mes hacer uso de una crema antiestrías.
Si estás embarazada en verano, deberás usar un factor de protección solar alto en todo el cuerpo si no quieres que te salgan manchas. Ten en cuenta que las largas exposiciones al sol no son beneficiosas ni para tí ni para tu bebé, y que debes evitar la exposición al sol entre las 11 de la mañana y las 5 de la tarde que es cuando es más agresivo. Vuelve a proteger tu piel cada vez que salgas del baño.
Las manchas irregulares de color café con leche que aparecen en la cara, llamadas cloasma o melasma, se deben a la suma de la acción hormonal y de la exposición al sol. Es más frecuente que aparezcan en mujeres que se ponen muy morenas, pero si te han salido, no es recomendable usar cremas despigmentantes o blanqueadoras hasta después del parto.
En cuanto a la dieta, es necesario hidratarse también por dentro con dos litros de agua diarios y consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitamina C presente en el kiwi, brócoli, tomate, frutilla, piña, naranja y limón