Seguro que en estos días de vacacaciones de Semana Santa habréis experimentado la situación de que vuestro pequeño se haya mareado en el coche con tanto viaje y traslado. Debeis saber que esto es algo muy habitual en los bebés, de un añito, o incluso en niños un poquito más mayores. Lo primero que los padres deben saber es que esto es muy normal ya que los niños pequeños son muy sensibles y tienden a vomitar con mucha facilidad.
Por eso, está en nuestras manos intentar evitar, dentro de la medida de las posiblidades, que nuestro pequeño vomite en el coche. Debemos descartar absolutamente la ingesta de patillas antimareo, ya que no son recomendables para niños de estas edades.
Sin embargo, si podemos llevar a cabo diferentes medidas. La primera es cerciorarnos de que la sillita de seguridad del coche es la adecuada a su peso y edad, muy importante. Además, debemos intentar que nuestros hijos no lleven el estómago lleno ni estén recién comidos cuando comiencenn el viaje. Si nos enfrentamos a un viaje largo, se aconseja esperar alrededor de una hora y media después de comer para comenzar el trayecto.
Además, si podemos, y el horario de viaje nos lo permite, es bueno hacer coincidir el momento de viajar con el momento en el que el pequeño duerme; de este modo, el viaje pasará para él mucho más rápido y apenas será consciente del movimiento del vehículo.
También el adulto que conduzca debe tener presente que un porcentaje en las posibilidades de que el pequeño pueda marearse está en sus manos; me explico, si el conductor es un conductor «brusco» el pequeño tendrá mayor predisposición a marearse y vomitar. Por eso, el adulto debe intentar conducir con prudencia y delicadeza, evitando frenazos bruscos y aceleraciones innecesarias.
El olor fuerte de ambientadores, colonias o incluso el humo del tabaco también son detonantes claros del mareo del niño, por lo que debemos evitarlo.