Los dulces están llenos de calorías vacías y tu hijo necesita una alimentación saludable que le aporte los nutrientes necesarios para un adecuado desarrollo. Además ten en cuenta que los hábitos alimenticios y los gustos se aprenden a temprana edad, así que sopesa antes que nada si realmente beneficias a tu hijo al ofrecerle dulces y si esto puede crear un hábito que más tarde te arrepientas de haberle creado.
Por seguridad nunca des a un bebé caramelos duros ya que puede ocasionar fácilmente un atragantamiento ya que se puede deslizar rápidamente por la garganta sin haberlo masticado. Pedacitos de chocolate que se derriten en la boca están bien de vez en cuando después de los 2 años.
Si lo que quieres es darle algo dulce a tu hijo, puedes intentar aprovechar para crearle hábitos saludables. Unos dulces gajos de mandarina pueden ser unas golosinas muy saludables y si quieres darle un capricho más suculento, puedes ofrecerle un poquito de helado o de pudin en una ocasión especial. Al menos estas dos opciones contienen calcio.
También piensa un poco por qué le quieres dar el caramelo a tu hijo. Si es como recompensa, te aconsejo que consideres otras recompensas no comestibles. La mayoría de los niños se quedarán más contentos con un rollo de pegatinas que con un caramelo.