Es un error pensar que todos los peluches son aptos para bebés. No te dejes atraer solamente por su apariencia, sin duda será adorable, porque hay factores a tener muy en cuenta a la hora de elegir un peluche para regalarlo a un bebé si queremos que no sea un riesgo para su seguridad.
Cuando un peluche va destinado a un bebé deberemos tener en cuenta esta situación especial al elegirlo. El bebé va a morderlo de forma habitual así que tiene que ser resistente y no debe tener ninguna pieza que pueda desprenderse fácilmente, por ejemplo ojos de plástico mal cosidos o pegados. En segundo lugar la tela del peluche debería ser de “pelo corto”, si tuviera mucho pelo podría molestar al bebé incluso haciendo que se atragante, además de que se ensuciará con más facilidad. Cuanto más largo sea el pelo del peluche, más fácil será que se rompa o se desprenda.
El peluche tampoco debe ser de un tamaño demasiado grande en relación con el bebé. En esta etapa es fácil acabar comprando peluches tan o más grandes que el propio bebé, y en ocasiones estos peluches grandes pueden acabar asustando al niño. Si el propósito de comprarle el peluche es darle algo que le acompañe durante esta tierna etapa, es mejor un peluche pequeñito y manejable.
El mejor peluche para un bebé es aquel no demasiado grande, que está fabricado con telas suaves al tacto, y que no tiene demasiado pelo. Debe ser además llamativo, con un divertido diseño, y llenos de color. Si el peluche es para acompañar a tu bebé mientras duerme, entonces elige uno de colores suaves.