Cuando arranca el nuevo curso, los padres entran en un mar de dudas acerca de dónde estarán sus hijos, cómo estarán, quién será su nuevo profesor… Surge cierta desconfianza y preocupación hacia el entorno escolar, y eso pasa todos los años.
Los niños normalmente no quieren ir al colegio cuando empieza un nuevo año. Lloran al entrar y puede que al salir. Pero esto es completamente normal y no hay que alarmarse. Ellos tienen (como nosotros) miedo al cambio. Esta etapa se superará y se abrirá una nueva pregunta: ¿le va bien?
Después de superar el periodo mencionado, les pasará todo lo contrario, se empezarán a sentir bien y les gustará ir al colegio. Los padres se relajarán y verán que sus niños se han adaptado bien, y que están empezando a hacer amistades.
Pero hay algunos niños que les cuesta más adaptarse al mundo de la escuela. Aquí tenemos que mantener la calma y observar a nuestro hijo. Sobre todo cuando sale del colegio, y no cuando entra. Si sale contento es que todo va bien (porque al entrar todos suelen ir disgustados).
Cuando tengamos tiempo y esté en casa, le sacaremos el tema del colegio de una manera positiva y segura, y estar atentos a sus reacciones. Si les va mal cambiarán de tema o estarán nerviosos). Si vemos miedo o tristeza hay que encontrar la causa de esos sentimientos, y contactar rápidamente con su profesor y la Dirección del colegio. Todo hay que hacerlo con total seguridad, y con cierta prudencia y discreción.
Entre los profesores y los padres tienen que llegar a una buena solución, que es un proceso lento pero con buenos resultados. Hay que tener paciencia para la adaptación del niño, es una etapa muy importante.