Durante el embarazo notarás que tienes más sed, es algo normal. Escucha a tu cuerpo y dale de beber, pero elige bien.
Agua, la que tu quieras: Bebe la cantidad que quieras de agua, calmará tu sed sin aportar calorías extra. Te permite digerir mejor los alimentos, asimilar mejor sus nutrientes, evitar el estreñimiento y contribuir al buen funcionamiento de tus riñones.
Puedes beber con moderación:
– Zumos de frutas naturales, una o dos veces al día, para no aportar demasiados azúcares.
– Infusiones (té sin teína o manzanilla). Si no las endulzas, puedes tomar más.
– Batidos de leche o yogur desnatados, que te ayudan a incrementar tu ración diaria de lácteos.
– Bebidas isotónicas. Suelen contener menos azúcar que los refrescos tradicionales y, por tanto, menos calorías.
– Refrescos sin gas.
Las bebidas prohibidas: Refrescos con gas. Resultan indigestos, contienen demasiados azúcares y no calman la sed. Además, deberías tener cuidado con las bebidas de cola, además de por el azúcar, por la cafeína que contienen.
– La cafeína (café, té y bebidas de cola).
– El alcohol ni olerlo.