Después de nueve meses de embarazo y el único e irrepetible momento del parto llega el momento de tener a nuestro bebé o bebés en brazos y comenzar a cuidarlo y protegerlo para conseguir que se desarolle y crezca sano y fuerte.
Y para ello, una de las cosas más importantes a tener en cuenta es la alimentación. Al principio, los recién nacidos preocupan mucho a las madres porque muchas veces dudan si serán capaces de saber cuando el peque tiene hambre.
Los gestos del bebé tales como mover la boca, hacercarle el dedo y que él mismo lo coja con la boquita, o protestar pueden, y suelen, ser signos de los desesos del pequeño por comer.
De todas formas si la madre duda, puede acercale el pecho, si lo coge es que tenía efectivamente hambre y si no lo coge se echará a llorar.
Para saber si el pequeño se está alimentando bien debemos fijarnos en el peso del pequeño. Si engorda, por mucho que llore, es que el pequeño se está alimentando bien y no pasa hambre.
No es recomendable estar constantemente acercándole y ofreciéndole el pecho. Se recomienda esperar a que él lo pida claramente. A partir de los 3 meses las dudas se disipan ya que muestran, de manera muy clarita que quieren mamar, se va hacia el pecho aunque la madre esté vestida, lo tocan y aprenden a apartar la ropa.