Sabrás que tu bebé esta estreñido si come o mama bien y no evacúa con normalidad, mueve las piernas incesantemente, se pone rojo del esfuerzo, y no hace más que llorar. También notarás que tiene muchos gases y puede que estar en este estado le provoque algún cólico… Si quieres poner fin cuanto antes a este estado y facilitarle a tu bebé la evacuación de heces, toma nota a estos fáciles consejos:
Para aliviar el estreñimiento de los bebés, los padres pueden añadir un poco de agua extra a la fórmula del biberón. El agua ablandará un poco las heces y evitará que sean retenidas en el colon del pequeño. Algunos pediatras, de hecho, recomiendan rebajar los biberones un poco, poniendo 35 ml en lugar de 30 ml de agua por cada medida rasa de leche. Si el estreñimiento en el bebé se vuelve persistente, es aconsejable que pida la orientación médica. Existen en el mercado leches «anti-estreñimiento», adecuadas para aliviar el problema. Otra opción son los baños con agua templada. Un beneficio para tránsito intestinal del bebé.
Los masajes también son muy estimulantes para ayudar a evacuar al bebé. Se puede flexionar las piernas del pequeño sobre el abdomen, haciendo movimientos circulares; posicionar la mano sobre la tripita del bebé (a la altura del ombligo), y hacerle un masaje más profundo y en horizontal, con la palma y la base de los dedos. Un masaje en la espalda del bebé, con movimientos de arriba abajo, también puede ayudar al bebé a que evacúe.
Aparte de la leche especial, del baño calentito, de los masajes, y del agua, uno de los remedios más utilizados por muchos padres es el supositorio de glicerina que se aplica al ano del bebé. Hay padres que optan por introducir la punta del termómetro, aunque este método no ofrece ni un tipo de seguridad y presente riesgos de lesiones al bebé. También hay los que optan por dar un zumo de naranja muy rebajado en agua al pequeño. En uno o en otro caso, es recomendable que se escuche la opinión del pediatra. De todos modos, es bueno que se sepa que el estreñimiento puede dejar de molestar a los bebés a partir del cuarto mes de vida, cuando, por determinación médica, empiezan a alimentarse con compotas, purés, y cremas de frutas y verduras, ricas en fibras.