Muchas veces no entendemos que es lo impulsa a nuestro niño a que lleguen a encariñarse tanto a una mantita, como fué el caso de mi sobrina favorita, la niña de mis ojos, o de un peluche. Por regla general, cuanto más viejo y deshaliñado está el peluche más cariño le cogen. Es más, cuando ya consideramos que está demasiado sucio y lo metemos en la lavadora para lavarlo, al sacarlo parece que para ellos no es lo mismo hasta pasados unos días…. pero… ¿por qué les sucede esto?
La edad habitual en la que más «encariñamiento» hacia su mascota pueden tener es en el período comprendido entre los 6 y los 9 meses. Muchas veces las razones no son otras que razones o cuestiones de «tacto». Les gusta el tacto suave y mullido de los peluches o de las mantitas. Apenas prestan atenció al aspecto exterior.
Esta «mascota» se acaba convirtiendo, aunque los adultos no alcancemos a entenderlo, en un gran apoyo moral para ellos. Entre los 6 y los 9 meses es un período en el que necesitan mucho contacto corporal, necesitan sentir algo parecido a lo que sentían cuando estaban arropados por las paredes del útero.
Esta mascota acaba conviritiéndose también en su primer objeto de consuelo. Cuando el adulto a su cargo está atareado y no puede prestarle cien por cien de atención, este peluche o mantita puede ayudarle a llevar mejor ese momento.
Posteriormente, con el tiempo, y conforme tu bebé se hace mayor, el peluche o mantita irá adquiriendo un nuevo significado. Es decir, cuando se hace mayor, el miedo a los extraños que experimenta o el miedo a que tu te vayas y pensar que no puedas volver, ya que a esa edad piensan que lo que dejan de ver deja de existir, les ayudará a sentir el contacto con su mascota y sentirse arropados y algo más seguros.