Para que tu hijo aprenda a hablar es muy importante hablar con él a lo largo de todo el día; sobre todo durante los juegos, que suelen ser motivo de diálogos animados. No caigas en el error de no hablar con él porque «no te entiende», cuanto más hables con él más rápido aprenderá y te sorprenderán los resultados.
Normalmente los padres disfrutan mucho hablando con sus hijos puesto que estos disfrutan al ser tratados como un verdadero interlocutor y aunque todavía no sepan cómo hacerlo intentan expresarse con sonidos, caras, gestos que harán que se te caiga la baba. Poco a poco verás que el diálogo va dando lugar a sus primeras palabras.
Los bebés necesitan que se les respondan, pero también les gusta responder a su vez. Así pues, no les cortes incesantemente con la intención de facilitar su adquisición del lenguaje. Los discursos sin fin o que, en última instancia, no se dirigen directamente a ellos, los desaniman: les pueden dar la impresión de que no tienen posibilidad de intervenir, de hablar.
Si esto ocurre el efecto conseguido será el contrario del deseado: el niño, frustrado, se encerrará en sí mismo y no intentará expresarse. Es preciso que entiendas que a ciertos niños les cuesta encontrar su lugar en una conversación si se les interrumpe con frecuencia y brusquedad y si se les pide que se callen: «cállate, en la mesa no se habla», «déjanos ver la tele».
Al mismo tiempo, los niños también deben admitir que no siempre pueden hablar ellos… Concédele toda tu atención en ciertos momentos, mientras que, en otros, explícale que ahora le toca a él escuchar y dejar hablar a los demás.