Nuestros hijos pueden volvernos locos

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No todas los fines de semana se puede descansar tranquilo, Tony Serafini lo vive en carne propia con su entusiasta hija, una fuente inagotable de energía.

Los padres a veces creen que la peor etapa es cuando sus hijos son muy pequeños, esa etapa en la que no pueden dormir por las noches. Pero la verdad, es que a medida que los niños van creciendo pasas de no dormir por las noches a estar en constante alerta todo el día. Si hay algo que define a un niño de dos a cinco años es que su capacidad para estar en silencio es extremadamente limitada y de muy escasa duración, son inquietos por naturaleza. Es más, el día que notes un excesivo silencio en casa, ya puedes asustarte, pues sabes que es una señal de que algo se está cociendo y por lo general no te va a gustar.

La autonomía de nuestro hijo, esas ganas de explorar, la persistencia, su terquedad, incluso su pasión nos pueden poner de los nervios. En ocasiones parece que no te escuchan y quieren hacer las cosas por ellos mismos aún cuando no pueden. Todas esas actitudes que nos empeñamos en corregir van a ser las que le ayudarán a ser un adulto en el futuro. Es cuestión de saber encaminar toda esa energía y ser la mejor guía posible en ese camino que están recorriendo.

Así que sólo queda armarse de paciencia y sacar provecho de esta etapa, que como todas, tiene sus cosas buenas y malas.

 

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