Denominamos acetona a un tipo específico de trastorno en bebés y niños relacionado con el metabolismo. Este desorden, que suele aparecer en los primeros años de la infancia, es muy común, y su causa es un mal metabolismo de las grasas. Como no se realiza bien este proceso, disminuyen los niveles de azúcar y aumentan los denominados cuerpos cetónicos, que no son otra cosa que toxinas, residuos, que están en la sangre y se eliminan por la orina.
Las causas de la acetona pueden ser varias. La más común es la diabetes y las infecciones o el exceso de esfuerzo físico. Todo esto provoca inquietud en el niño y trastornos de la digestión. Uno de los primeros síntomas por el que se puede detectar la acetona es el aliento. Al olerla, saldrá un olor muy parecido al de una manzana. También mostrará signos de deshidratación, nos pedirá mucha agua. Puede que no tolere lo que esté comiendo y tenga dolor intestinal.
Hay un test comercializado por farmacias y laboratorios que se pone de color morado con la orina en caso de dar el niño positivo. Es recomendable acudir al médico si hemos detectado estos síntomas, para que personalice el tratamiento. No es una enfermedad pero conviene ser tratado.
Podemos prevenir la acetona eliminando todo tipo de grasa en los alimentos que ingerimos, y aumentando los zumos frutales con agua y azúcar. También las bebidas de cola sin cafeína o refrescos azucarados.