Café y embarazo

La cafeína es un estimulante de nuestro sistema nervioso. No sólo está presente en el café, también lo está en algunos yogures, postres, helados, refrescos o en el chocolate. También en algunas medicinas como los analgésicos o cualquier medicamento que pare los catarros.

Pues el consumo de cualquiera de estos alimentos que hemos mencionado, en especial el café, evidentemente, puede ser un riesgo demostrado de que el bebé nazca con menos peso de el debido, y hasta de un posible parto prematuro o incluso el aborto.

Lo que hace la cafeína es atravesar la barrera de la placenta, entonces es capaz de interferir o dañar el desarrollo de los tejidos que se están produciendo en el feto, y alterar el flujo sanguíneo, consiguiendo que no llegue el suficiente oxígeno a todas las células.

Además, el feto todavía no dispone de un buen sistema metabólico para degradar esta sustancia. Para metabolizar la cafeína, los tejidos de la placenta materna tienen que actuar, y necesitan hasta dieciocho horas para poder eliminarlas en estas condiciones (una persona normal sin embarazo, tardaría tan sólo seis).

Todos estos efectos nocivos que la mujer puede sufrir por un exceso de consumo en cafeína son dosis-dependientes, su intensidad va directamente relacionada a la cafeína que se tenga en sangre, incluyendo la arritmia fetal o algunas molestias gástricas que provoca la sustancia.

Los profesionales sanitarios recomiendan que no debería superarse nunca el consumo de una taza de café al día, unos 200 mg diarios. El trimestre más peligroso suele ser el último, en el momento en que el bebé está en el auge de su crecimiento.

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