Un bebé de un año ya puede hacer muchas cosas. Es la edad de explorar el entorno, de estimularse con cualquier elemento externo. Ya empiezan a aprender con la imitación de los demás, es una etapa en la que los modelos son muy importantes. Empiezan a comprender lo que les decimos, así que pueden empezar a jugar con nosotros.
También hay que decir que en estas edades, entre los 12 y 18 meses, tienen la mala costumbre de oponerse a todo lo que les proponemos. Su palabra favorita es el «no». Con esa palabra (que han escuchado tantas veces), demuestran su poder ante nosotros. A pesar de ello, es una época en la que buscan constantemente la novedad.
Ahora tienen ciertas capacidades idóneas para poder jugar, como el dominio de la verticalidad de los objetos, la comunicación gestual, su motricidad y la imitación de nuestros movimientos.
Podemos por ejemplo, colocarlos frente a un espejo de mano, y decirle quién es él. Iremos moviendo el espejo de un lado a otro, para que se reconozca a él mismo ya nosotros.
Podemos hacer que explore diferentes texturas, con las manos o los pies. Que toque cosas de madera, una alfombra o piedras.
Y una infinidad de juegos más con la idea de siempre, la estimulación: los balones, los tambores, un xilófono…