Hoy empezamos la primera parte de un post que va a tratar sobre el momento final, cuando el niño está a punto de llegar, cuando la tripa nos va a reventar. Esos momentos en que tenemos los síntomas de que el parto está muy cerca, el bebé está que quiere salir y nos asalta el pánico. En esos momentos no sabemos si hemos roto aguas, o a qué hospital ir, o si vamos a llegar bien a tiempo. Pues en estos posts vamos a ver cómo resolver todas esas dudas.
Rompiendo aguas. A veces es una tarea muy difícil de reconocer, hasta para los médicos más expertos que han visto un montón de partos. Pero la cuestión es clara, ante la duda, tenemos que ir al hospital a que nos digan qué ha pasado. A la embarazada al llegar se la ingresa.
De todas maneras, hay una manera de distinguir el líquido amniótico de orina o flujo. Se puede colocar un paño oscuro como si nos pusiésemos una compresa, y nos ponemos a caminar y a toser, para ver si el líquido sale. Tiene que ser transparente, y contener un tipo de partículas de color blanco o incluso restos de sangre (al contrario que el flujo que es algo más viscoso).
Una maleta. Aunque sea en un hospital de sanidad pública donde nos van a dar casi todo lo que necesitemos, incluyendo ropa para el bebé y productos de higiene, podemos a pesar de todo para encontrarnos más cómodas llevarnos nuestra propia maleta, siempre que la tengamos preparada para ese momento. Podemos meter unos calcetines para ponérnoslos durante el parto, un enjuague bucal para el final del parto y una crema hidratante, ya que acabaremos con los labios y la boca muy resecos. Si vamos a la clínica privada, pues meteremos las cosas que nos hagan falta y las del bebé, como ropa, pañales y demás.