La hernia umbilical es un problema que se presenta tras la caída del cordón umbilical y su cicatrización. Es algo que no soporta mayor problema y que no debe preocuparnos, pero mejor conozcamos un poco más este trastorno o «enfermedad infantil» que nuestro bebé o bebés pueden experimentar.
Justo después de la caída y cicatrización del cordón umbilical, en la parte más interior del abdomen del bebé todavía permanece una pequeña abertura llamada anillo umbilical. Externamente los padres aprecirán una hinchazón al nivel de la cicatriz umbilical. Esto es lo que se denomina hernia umbilical.
¿Cómo es física y externamente? Su tamaño y dimensiones dependen del tamaño del anillo umbilical. Si este es del tamaño de una judía, la hernia umbilical será algo pequeño y esta pequeña dimensión significa que en breves, en pocas semanas, el anillo umilical se habrá cerrado sólo.
Si, por el contrario, el anillo es más ancho, entonces la hernia umbilical es mayor y alcanzar dimensiones de como una ciruela o una cereza. Al ser mayor el tamaño, es más largo el proceso de curación; en este caso podrían llegar a pasar incluso meses.
Si es cierto, y los padres deben saber, que si pasado un año no se observa una progresiva disminución del tamaño de la hernia habrá que recurrir a una intervención quirúrgica.
Deben también saber los padres que no es cierto el rumor que indica que el llanto provoca daños al pequeño y a su hernia. Que llore el bebé no comporta ningún riesgo para la salud del pequeño, aunque parezca que aumenta de forma aparente. También deben saber que si se trata de una hernia voluminosa se debe acudir al médico y no hacer caso de «trucos o remedios caseros» como los de colocar esparadrapo o una moneda en la hernia para que disminuya; de hecho es dañino.