El lenguaje del llanto

Tras el parto llega nuestro bebé y bebés, pero ¡es tan pequeñito! que casi nos da miedo hasta cogerlo por si se nos rompe. Para ellos, este mundo es demasiado gigante y todavía no pueden expresar con palabras lo que sienten, lo hacen simplemente llorando… pero dependiendo de su llanto, nos estará pidiendo una cosa u otra.

TIENE SUEÑO: además de frotarse los ojitos con los puños de las manos y de tocarse las orejas, llorará de un modo intermitente.

TIENE HAMBRE: además de chuparse los deditos y de mordisquearse los puñitos con asnsia, empezará a llorar de manera explosiva. Se callará un par de segundos y volverá a hacerlo de igual modo. Si no come, su tono se irá volviendo más intenso.

ESTÁ MALITO: emitirá un llanto débil, quejumbroso y continuado, al tiempo que se moverá de un lado al otro, intentando encontrar la postura en la que se sienta más cómodo.

SE SIENTE SÓLO: llorará de manera lastimera y haciendo pucheros al principio y, si no va nadie a consolarle, acabará haciéndolo en un tono fuerte y rabioso. Tendrá las comisuras de los labios hacia abajo.

ESTÁ ABURRIDO: sí, porque los bebés también pueden estar aburridos. En este estado el comienzo de su llanto, será un llanto nasal y monótono, para pasar a convertirse en gritos agudos de protesta.

ESTÁ ESTRESADO: romperá a llorar de manera muy fuerte y repentina, con el cuerpo en tensión y además rechazará cualquier intento de acariciarle.

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