A partir de los 3 meses es probable que la madre aprecie en su pequeño un comportamiento que realiza de manera continuada; este comportamiento es que el bebé se está chupando el dedo.
Si bien es cierto que la succión es un hábito normal y natural en los bebés; de hecho, en muchas ecografías se aprecia como durante el embarazo, el bebé, dentro del vientre materno, se está chupando el dedo. Posteriormente, con la lactancia, el bebé succiona el pecho de su madre. Y a partir de los tres o cuatro meses, comienzan a realizar esa actividad con su dedo.
Según los expertos, esta actitud es debida a que los pequeños se aburren, se sienten cansados o ansiosos. Si esta práctica continúa en el tiempo, además de apreciar intesidad y frecuencia en ella, el bebé podría estar comenzando a desarrollar futuros problemas dentales.
Los primeros y más notables «daños colaterales» de esta práctica son problemas dentales y bucales por la presión del dedo y los cuatro dientes frontales se van a desplazar hacia afuera y hacia adelante.
Llegados a este punto nos preguntamos: ¿cómo podemos evitar, pues, este reflejo involuntario? Lo primero y más importante es que los padres nunca deben prohibir al pequeño esta práctica; mantener siempre muy limpias las manos del bebé para evitar infecciones; comentar las consecuencias que esta práctica puede tener en él. Premiar al pequeño con comportamientos y palabras cariñosas cuando no esté realizando esa práctica.
Con estos consejos, y paciencia, siempre necesaria con los más pequeños, conseguiremos erradicar esta conducta de los pequeños y evitar así problemas dentales en un futuro próximo.