Juegos y actividades para la estimulación auditiva de los bebés

La estimulación auditiva está estrechamente relacionada con la adquisición temprana del lenguaje y la comunicación. Una estimulación auditiva adecuada va a determinar que tu bebé pueda reconocer los sonidos del ambiente y responder a ellos.
El estímulo auditivo consiste básicamente en hablar al bebé, presentarle sonidos distintos y describirle de qué se tratan. Es importante categorizar los sonidos para que el niño vaya diferenciándolos y asociándolos a un objeto, una persona o una circunstancia. Dos reglas básicas para estimular la audición de tu bebé son: una pronunciación exagerada y la creación de un diálogo a base de preguntas repetitivas.

Como base de la adquisición del lenguaje, la estimulación auditiva debe estar unida a los movimientos del cuerpo, la utilización de la boca y la lengua. Es importante que te mire para empezar a repetir sonidos: primero serán gorjeos, sonidos guturales, luego balbuceos y, por último, palabras. Cuando el niño emita un sonido, se debe repetir siempre lo que ha dicho para ir estableciendo pequeños diálogos muy enriquecedores para fortalecer el vínculo afectivo entre padres e hijos.

Es muy importante, alentar y reforzar sus emisiones mediante el juego vocal. Para ello, es recomendable aprovechar ocasiones tales como el baño, los cambios de pañal, o cualquier otro momento en el que el niño esté tranquilo y cómodo, para jugar hablando y cantando con él.
Para ello, es importante realizar juegos o actividades que incluyan:
– Hacer ruido con campanas y sonajeros. Si lo escucha bien, el bebé dirigirá la cabeza hacia el sonido y cuando vea el aparato que hace ruido repite el sonido nuevamente.
– Repeticiones. Posibilitan que el bebé vaya reconociendo los sonidos y se gire cuando los escuche a su espalda.
– Acompañamientos. El sonido puede ir unido a otros estímulos sensoriales como la vista. Esto ayuda a que al escuchar un sonido pueda reconocer su procedencia.

¿Cómo debe reaccionar un bebé ante los estímulos sonoros?

– Recién nacidos. Ante un sonido brusco, seguramente se despertará. Si le gusta, agitará sus brazos y emitirá algún sonido como respuesta. El estímulo sonoro preferido en estos primeros momentos es la voz materna, que no sólo le estimulan sino que también le tranquilizan.
– Cuatro meses. Buscará la procedencia del sonido con la mirada para ver qué lo produce. Al principio, la búsqueda es muy rudimentaria y después se mostrará cada vez más seguro sólo en el plano lateral.
– Cinco a seis meses de vida. Comienza a imitar con vocalizaciones los sonidos de los adultos.
– Segundo semestre. Busca lateralmente y hacia abajo el objeto o la persona que emitió el sonido. Alrededor de los 12 meses, hacia arriba.
– Año y medio. Es capaz de encontrar la fuente sonora en cualquier dirección: arriba, abajo y a sus costados.
– Veinticuatro meses. Localiza los sonidos en todos los ángulos.

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