El descanso infantil

El descanso es una parte fundamental del desarrollo de tu hijo y un punto importante en su día a día. Por la noche, los bebés y niños pequeños, generalmente necesitan 12 horas de sueño, los niños en edad preescolar necesitan hasta 13 horas, una vez que dejen de hacer la siesta, y los niños mayores deberían dormir de 10 a 11 horas diarias. Esto que nos parece imposible, sería lo ideal para que nuestro hijo sea capaz de rendir a lo largo del día al 100%
Todo empieza con el momento de acostarse. En muchas casas se convierte en momento de llantos y discusiones. En ocasiones, por puro agotamiento, dejamos que sean nuestros hijos entonces los que decidan cual es la hora de irse a dormir o incluso esperamos a que estén agotados y bostezando para llevarlos a la cama. Este es un error muy común. Que un niño se acueste tarde no implica que se vaya a levantar mas tarde, sus horas de sueño además son de peor calidad porque se acuesta más inquieto y en ocasiones, de puro cansancio, aún les cuesta más dormirse lo que puede llevar a una «temida» pataleta.

Si acostumbramos a nuestros hijos a dormirse con el movimiento del carrito será muy difícil para ellos dormirse después en su cuna o en una cama. Utiliza el movimiento para calmar pero no para dormir a tu bebé. Con el tiempo lo agradecerás.

Además ¿qué tipo de estímulos tiene tu hijo en la cuna? tenemos que distinguir muy bien entre el espacio de juegos y el de dormir. Porque seguramente consigas que tu hijo se vaya muy contento a dormir, pero  él entenderá que es entonces cuando empieza un largo rato de juegos. Así, desde que lo acuestes hasta que se duerma pueden pasar incluso horas.

La rutina y la constancia. Dos palabras que son básicas para todas las facetas de la vida de un niño pero que cobran una especial importancia cuando hablamos de sueño. Es fundamental que la hora de acostarse vaya ligada a una rutina, como por ejemplo, un cuento o una canción, y esto se deberá hacer todos los días. Procura que los hábitos sean tan sencillos que puedan repetirse en cualquier entorno, para no condicionar el sueño del niño cuando salga a dormir fuera de casa.

 

 

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